jueves, 16 de junio de 2016

Turquía no es Europa,la historia no tiene marcha atrás...


La Historia no tiene marcha atrás, pero conviene recordarla para evitar equívocos. De uno reciente se habla mucho estos días. Se trata de Turquía y de la pretensión del gobierno de aquél país asiático de incorporarse a la Unión Europea.

Es una aspiración que viene de lejos pero que había decaído en razón, entre otras circunstancias, de la encendida oposición de Francia cuando era presidente Nicolás Sarkozy. Ahora, las novedades políticas generadas por la crisis de los refugiados sirios han convertido a Turquía en un interlocutor interesado y exigente. Durante los últimos cuatro años Ankara incumplió sistemáticamente los tratados internacionales que obligan al primer país al que llegan los refugiados que huyen de una guerra a darles asilo.


Ahora Turquía está dispuesta a acoger a una parte de los que ya han conseguido llegar a Europa procedentes de Siria. No es un acto de generosidad. En realidad el acuerdo es un trueque. Turquía acepta repatriarles a cambio de recibir 6.000 millones de euros de la UE, exonerar de visado a los ciudadanos turcos y reactivar las negociaciones para la futura incorporación de este país asiático a la Unión Europea.

Y esta es la almendra del problema porque, salvo en el caso de Alemania que en el pasado (I Guerra Mundial) fue aliada de Turquía, en el resto de los países que forman la UE, la "causa turca" tiene pocos defensores. El pasado es prólogo. Desde Hungría a Rumanía, pasando por Austria y su nunca del todo perdida memoria del Imperio Austrohúngaro, buena parte de los países del Este se forjaron luchando contra los turcos. La heroica lucha de Grecia por su independencia los resume todo.

En el caso de España fueron siglos de guerra contra el "Turco" intentando frenar su expansión por el Mediterráneo. El aniversario de Cervantes evoca Lepanto. El 29 de mayo de 1453 los turcos asaltaron Constantinopla. Las tropas de jenízaros se dieron al pillaje cometiendo todo tipo de atrocidades. Aquél día los turcos sellaron su histórica enemistad de siglos con Europa y sus valores. Valores que en nuestros días pasan por la defensa de los Derechos Humanos, la democracia entendida como separación de poderes, el Estado laico y el respeto por la libertad de prensa.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha metido a su país en una deriva islamista contraria al espíritu de Kemal Ataturk, el fundador de la moderna Turquía. Y, un dato más: la ambigua posición del Gobierno turco en relación con los terroristas del Estado islámico tampoco es la mejor tarjeta de visita para llamar a las puertas de Bruselas.

Turquía, desde luego, no es Europa.

Fermín Bocos


Licenciado en Periodismo, estudió la carrera de Medicina y Periodismo en Barcelona. Comenzó su carrera en prensa y radio, forjándose en la Cadena SER donde acabó presentando los informativos. Posteriormente ficharía por TVE de la mano de Iñaki Gabilondo, director de los servicios informativos del Ente.

Con el nombramiento de Pedro Erquicia como nuevo director de informativos en junio de 1981, decide proponer como colaborador a Fermín para la dirección del informativo más importante de Televisión Española, la segunda edición a las nueve de la noche. Sin embargo, tuvo que marcharse al poco tiempo ya que con el cese del director del Ente se cambió todo el esquema de los servicios informativos.



http://www.europapress.es/otr-press/firmas/ferminbocos/noticia-fermin-bocos-turquia-no-europa-20160323080006.html

“Pueden colgar nuestros cuerpos pero no nuestra filosofía”


El 15 de junio de 1915, en la plaza Sultan Bayazid de Estambul, eran ahorcados 20 revolucionarios, los máximos dirigentes del Partido Social Demócrata Hnchakian, partido que desde su fundación, a fines de la década de los 80 del siglo XIX, luchó por la libertad y el socialismo.

Ese día, en una plaza donde se mezclaban fanáticos fascistas con sed de sangre y desgarrados hombres y mujeres que iban a darle el últimos adiós a sus camaradas, aquellos inmortales 20 militantes populares no dudaron ni siquiera en ese momento sobre la razón de su lucha y de su vida.

“Nosotros, veinte, caminamos hacia la horca, pero detrás nuestro vendrán veinte mil”, aseguró Bedrós Torossian, mientras esperaba.

Mateós Sarkisian, conocido bajo el pseudónimo Paramaz, nació en 1863 en Meghri, Armenia. Fue activista político, escritor y defensor de los derechos del pueblo armenio. Capturado por el gobierno turco junto a otros activistas y tras pasar dos años en prisión, fue condenado a muerte y ejecutado ese 15 de junio de 1915.

Antes de ser colgado, Paramaz declaró a sus ejecutores: “Pueden colgar nuestros cuerpos pero no nuestra filosofía”.

En Montevideo y en el marco del 101 aniversario del Genocidio Armenio fue inaugurada una plaza ubicada en Bv. Artigas y Jorge Canning, frente al Obelisco a los Constituyentes de 1830 con el nombre de Mateós Sarkisian “Paramaz” .

Participaron de la inauguración el intendente interino Óscar Curutchet, la ministra de Turismo Liliam Kechichián, la subsecretaria del Ministerio de Desarrollo Social Ana Olivera, el alcalde del municipio CH Andrés Abt, y representantes de la comunidad armenia en Uruguay.

El intendente interino, Óscar Curutchet, destacó la concreción de este espacio como un tributo a los valores de la libertad, convivencia y democracia por los que luchó el pueblo armenio.

“Este es un acto de reconocimiento a la lucha de los pueblos oprimidos. Paramaz fue un mentor de expresión revolucionaria y de demostración de lucha. En este espacio emblemático de la ciudad, que representa a montevideanas y montevideanos, mantenemos su memoria”, subrayó Curutchet.

En representación de la colectividad armenia en Uruguay, hicieron uso de la palabra Hakob Kellendjian, Arzobispo de la Iglesia Armenia en Uruguay; Samo Sarkisian, miembro de la Comisión Central del Partido Social Demócrata Hnchakian; y Jorge Kinosian, presidente del Casa Armenia Hnchakian.

Los representantes recordaron que Uruguay fue el primer país en reconocer el genocidio del pueblo armenio.

El turco que luchó para que Alemania reconociera el genocidio Armenio.


Cem Özdemir tiene que acostumbrarse a una nueva compañía: tres policías que desde hace varios días le siguen a todas partes. No es la primera vez que este diputado alemán hijo de inmigrantes turcos recibe amenazas de extremistas de uno u otro signo, pero los mensajes intimidatorios han subido ahora un peldaño. Desean, por ejemplo, una bala en la cabeza del “deshonroso asimilado alemán” o del “cerdo armenio”. El odio viene en esta ocasión azuzado desde muy arriba. Más concretamente, por el presidente del país que sus padres abandonaron en los años sesenta.


“A veces aparece gente con la sangre podrida, pero nuestro país sabe darles la lección que se merecen”, clamó Recep Tayyip Erdogan la semana pasada. Por si cabían dudas, el jefe del Estado turco apuntó contra los “miembros del Parlamento alemán que acusan a su propio país de genocidio”. En este último grupo destaca Özdemir, el principal impulsor de la resolución con la que el Bundestag condenó el 2 de junio las matanzas estimadas en millón y medio de armenios cometidas hace un siglo por el Imperio Otomano.

Nacido al sur de Alemania en 1965, Özdemir representa a la generación de los hijos de los "trabajadores invitados" -el término de entonces para los inmigrantes, que parecía llevar implícita la idea de que volverían a su país cuando la invitación caducara- que tuvieron que romper techos de cristal para llegar a puestos de responsabilidad. Él lo hizo en 1994 al convertirse en el primer diputado de origen extranjero; y en 2008 cuando accedió a la copresidencia de Los Verdes. Özdemir ascendió haciendo de su propia biografía material político: ha escrito sobre la sociedad multicultural alemana; y últimamente ha destacado en sus ataques contra el grupo xenófobo de Pegida.

Antes de lograr que el texto sobre el drama armenio saliera adelante, Özdemir era consciente de que se estaba metiendo en un buen lío. Sabía la indignación que genera la palabra “genocidio” en los gobernantes de Turquía, país heredero de los otomanos. Pero no contaba con que Erdogan fuera tan lejos y le atacara personalmente a él y a los otros diez diputados turco-alemanes, a los que el Ministerio de Asuntos Exteriores recomienda ahora no viajar a su país de origen.

MARCADO POR EL ASESINATO DE UN AMIGO DE ORIGEN ARMENIO

¿Por qué precisamente un alemán de origen turco ha impulsado una resolución que ha despertado la furia en su país de origen? Cem Özdemir defiende la importancia de hablar del genocidio armenio en primer lugar para asumir la parte de culpa del Imperio Alemán, aliado de los otomanos durante la I Guerra Mundial. También está convencido de su oportunidad política al no detectar una política de acercamiento a la comunidad armenia en los actuales dirigentes turcos.

Pero junto a las convicciones políticas, varios asuntos personales también han desempeñado un papel. Como su matrimonio con una mujer argentina, país con fuerte presencia armenia. Pero lo que más le influyó, aseguran quienes lo conocen bien, fue el asesinato de su gran amigo Hrant Dink. Este periodista turco de origen armenio cayó en 2007 víctima de un joven ultranacionalista que le disparó cuando volvía a su casa en Estambul. “La muerte de Hrant le marcó política y emocionalmente”, aseguran en su entorno más cercano.

“Erdogan demuestra que no comprende nuestra democracia. No entiende que el Bundestag pueda tomar una decisión sin el visto bueno del Gobierno. Ni que los diputados de origen turco respondemos ante todos los ciudadanos alemanes", asegura. El líder verde se lamenta por la deriva autoritaria del régimen y constata cómo los amigos y familiares que le quedan en el país se plantean si abandonarlo o pasar a una oposición cada vez más incómoda.

Las menciones de Erdogan a la impureza de la sangre de Özdemir y de los otros diez "traidores" han caído como una bomba en Alemania. “Nunca habría creído posible que un presidente democrático del siglo XXI pudiera criticar a diputados poniendo en duda sus orígenes”, dijo con gesto grave el presidente del Bundestag, el democristiano Norbert Lammert. A pocos metros, la canciller Angela Merkel aplaudía, en un gesto totalmente inusual. Respondía así al número creciente de voces que le critican su complacencia con el líder turco.

“Merkel se desentendió de las relaciones con Ankara durante los diez primeros años de su mandato. Y ahora, con la crisis de refugiados, se deja chantajear. Nadie espera que se una a los manifestantes en Estambul, pero cuando viaja Turquía podría verse con líderes opositores o periodistas críticos”, continúa Özdemir, padre de dos hijos fruto de su matrimonio con una periodista argentina, fan de la serie El show de Larry David, y, como mandan los cánones de su partido, vegetariano convencido.

Tras un periodo como eurodiputado en el que pagó el peaje por un crédito dudoso y por usar millas aéreas obtenidas en viajes oficiales, Özdemir volvió a Berlín victorioso para coliderar Los Verdes, un partido que por sus estatutos ha de estar dirigido por un hombre y una mujer.

Los decepcionantes resultados de las elecciones de 2013 reforzaron al sector moderado, al que él representa, defensor de un Gobierno en coalición con los democristianos de Merkel tras las elecciones del próximo año. La batalla con Erdogan llega en un momento crucial. ¿Se vería como ministro de Asuntos Exteriores negociando con su homólogo turco tras lo ocurrido? En su equipo prefieren no responder a la pregunta. Aducen que una cosa no tiene nada que ver con la otra.

El turco que luchó para que Alemania reconociera el Genocidio Armenio.



Cem Özdemir (nacido el 21 de diciembre de 1965 en Bad Urach, Baden-Württemberg) es un político alemán, copresidente del partido Alianza 90/Los Verdes junto a Simone Peter.

Hijo de inmigrantes turcos de origen circasiano, Özdemir consiguió la nacionalidad alemana a los 18 años. Después de estudiar Trabajo social, trabajó como pedagogo y periodista. Además, ha publicado varios libros sobre Turquía y la inmigración turca en Alemania. Özdemir está casado con la periodista germano-argentina Pía María Castro. La pareja tiene dos hijos, Mia Rasha y Vito Yunus, y vive en Berlín.

Desde 1981, Özdemir es miembro del partido Los Verdes. Desde 1989 a 1994 formó parte del comité directivo de la organización regional de este partido en Baden-Württemberg. En 1992 fue cofundador de una asociación de inmigrantes dentro del partido. El 2 de junio de 2008, Özdemir anunció su candidatura para suceder a Reinhard Bütikofer, uno de los dos presidentes del partido. El 15 de noviembre de 2008 fue elegido, convirtiéndose en el primer jefe de un partido alemán procedente de una familia inmigrante.

En 1994, Özdemir entró en el Bundestag, donde desde 1998 fue portavoz en asuntos de política interior del grupo parlamentario de Los Verdes. En 2002 renunció a su escaño en el parlamento al verse envuelto en un escándalo que le acusaba de haber utilizado "millas" logradas con viajes hechos como diputado para vuelos privados.


En 2005 fue elegido al Parlamento Europeo, donde fue portavoz del grupo parlamentario Los Verdes / Alianza Libre Europea en asuntos exteriores. Özdemir fue vicepresidente de la comisión parlamentaria que investigó el caso de las cárceles ilegales de la CIA en Europa. Además, se empleó en las relaciones entre la UE y Turquía y en la búsqueda de una solución a la división de Chipre. En 2007 participó en la fundación del European Council on Foreign Relations, un think tank que promueve una política exterior común de la UE.


En Berlín conviven hoy día cuatro comunidades sirio-ortodoxas, además de cristianos iraquíes –los caldeos- y otros grupos ortodoxos. Según estimaciones, alrededor de 150.000 de los llamados arameos residen actualmente en Alemania.

Fue fundamental su trabajo desde hace años para que el Bundestag reconociera el Genocidio Armenio.

El 12 de marzo el año 2015 Özdemir visitó el memorial del genocidio armenio en Ereván , Armenia y declaró formalmente su reconocimiento del Genocidio Armenio y pidió a Turquía reconocerlo así.

En una entrevista declaró: "Yo pienso que Alemania debería aclarar su posicion en torno a la cuestión del genocidio armenio. Como pais amigo de ambos países, pienso que debería ayudar a abrir la frontera entre armenia y Turquía.

Como amigo de ambos países, se debe hacer un esfuerzo, para que las relaciones entre armenia y Turquía se vuelvan igual que las relaciones franco-alemán o polaco-alemanas. "

En 2016 Özdemir presentó una resolución en el Bundestag que considerara formalmente a las matanzas de 1915 como genocidio.
La resolución fue aprobada el 2 de junio 2016 , con una "notable mayoría".

En ese momento , Özdemir hizo hincapié en que la resolución no fue diseñado para señalar con el dedo a otros, pero ese reconocimiento de la responsabilidad parcial de Alemania en el genocidio deberá compensarse.

En 1915, el Imperio Alemán fue un aliado del Imperio Otomano y no habia condenado esa violencia.

Después de la aprobación de la resolución que recibió múltiples amenazas de muerte del Bundestag.

Ayer Cem Özdemir, fue el ponente de la emotiva conmemoración del genocidio contra los arameos por parte del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial.

Trece días después de la resolución del Parlamento alemán sobre el genocidio armenio y otras minorías cristianas, tiene lugar este acto de recuerdo a las víctimas de la masacre contra la comunidad arameo entre 1915 y 1916. Desde el pasado año, víctimas que incluyen a cristianos sirios e iraquíes, así como cristianos griegos ortodoxos de aquella región conmemoran cada 15 de junio esa barbarie. En Berlín conviven hoy día cuatro comunidades sirio-ortodoxas, además de cristianos iraquíes –los caldeos- y otros grupos ortodoxos. Según estimaciones, alrededor de 150.000 de los llamados arameos residen actualmente en Alemania.

“Aquí falta alguien”, dice Özdemir al inicio de su discurso. “Qué bonito hubiera sido haber podido saludar al embajador turco en Berlín o a un muftí.” Más aplausos. “Estoy seguro de que, algún día, conmemoraremos juntos este día”. Y el líder verde argumenta entonces que quién hubiera pensado que fuera posible una resolución casi unánime del Parlamento alemán. En ese momento, se produce un silencio absoluto en la sala.
El discurso de Özdemir supone su primera gran aparición pública en Berlín tras la oleada de críticas turcas y las numerosas amenazas de muerte recibidas desde la resolución sobre el genocidio armenio. Más de media docena de agentes de seguridad personal observan al público durante la velada y protegen al orador.

Aunque las palabras de Özdemir miran hacia el futuro, el líder verde recuerda el duro tono empleado por Ankara y la exigencia del presidente Erdogan de que los diputados de origen turco del Parlamento alemán deben someterse a un análisis de sangre. “Fui a un control rutinario donde mi médico y tuvieron que sacarme sangre. Aunque le insistí, el doctor no pudo certificar la nacionalidad de la sangre que corre por mis venas. Yo soy un ciudadano del mundo”, dice.

Además, recuerda la parte de responsabilidad alemana en el genocidio armenio: diplomáticos, funcionarios, militares y misioneros alemanes “sabían perfectamente lo que sucedía”. Özdemir también saluda la decisión del presidente del Parlamento, Norbert Lammert, de emitir una resolución sobre la masacre alemana de los pueblos herero y nama en la actual Namibia.

Seguridad personal y selfies

Antes y después del discurso, muchas personas se acercan a dar las gracias a Özdemir y a hacerse selfies con él. La televisión armenia lo entrevista y él se muestra tranquilo, decidido y casi optimista. “El 2 de junio no concluyó el debate”, advierte. “La resolución parlamentaria sobre Armenia es el principio de debates y proyectos más importantes”. Özdemir, que se presenta a sí mismo como musulmán suevo, cita entonces un fragmento del Cantar de los cantares, del Nuevo Testamento, sobre la necesidad de transmitir amor y respeto a los niños y “educarlos no en el espíritu del odio, sino en el del amor.”

Tras sus palabras, música y una plegaria conjunta de obispos sirios. También hablan representantes de las comunidades arameas y lo hacen sin pelos en la lengua. Tras los agradecimientos y alabanzas al jefe de la bancada de la CDU en el Parlamento, Volker Kauder, y sobre todo, a Özdemir, siguen las críticas hacia la canciller, Angela Merkel, que “reacciona de forma tibia e inocua hacia Erdogan”. Josef Kaya, de la Fundación de Estudios Arameos, dice que el Parlamento debería multar a quien niegue el genocidio y poner en marcha una comisión histórica para la elaboración de la masacre.

La historiadora Dorothea Weltecke, profesora de Historia de las Religiones en la Universidad de Costanza, pone como ejemplo la Comisión Histórica Independiente sobre el papel del ministerio de Exteriores durante la época del nacionalsocialismo. Y Daniyel Demir, presidente de la Asociación Federal de Arameos en Alemania, mira al presente: “Actualmente, se produce en Siria e Irak una destrucción bárbara de otra patria histórica del cristianismo. Y, como hace cien años, se mira hacia otro lado. Eso es justo lo que no debe pasar”.