martes, 17 de marzo de 2015

ARMENIA participa y actúa en la UNIÓN EUROASIÁTICA.



Armenia estrenó el pasado 2 de enero su asociación con Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, un día después de que naciera la Unión Económica Eurasiática (UEE), un espacio de integración entre antiguas repúblicas soviéticas que da sus primeros pasos en medio de la crisis económica que golpea al país que lidera esta comunidad.

La economía de Rusia -impulsora de un proyecto criticado por algunos en Occidente como un intento de reproducir la URSS- ha entrado en contracción por la brusca caída de los precios del petróleo, la depreciación del rublo y las sanciones de la Unión Europea y EE. UU. por el papel de Moscú en la crisis de Ucrania.
En octubre de 2013, un mes antes de la cumbre de la Unión europea (UE) con los países exsoviéticos que integran la Asociación Oriental (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania), Ereván anunciaba su integración en la Unión Aduanera, antecesora de la UEE, en detrimento de un Acuerdo de Asociación con Bruselas.

Unas semanas más tarde, el entonces presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, también declinó la asociación con la UE, decisión que puso en marcha un multitudinario movimiento de protesta europeísta en Ucrania y que acabó en un vuelco de poder en Kiev, seguido de una sublevación prorrusa y un conflicto armado en el este del país.
Rusia vivía un momento dulce a finales de 2013, con su líder, Vladímir Putin, encumbrado en Occidente por evitar que Estados Unidos bombardeara Siria, las Olimpiadas de Sochi a la vuelta de la esquina y un ambiente en el que nada presagiaba el trágico viraje que daría poco después la historia en Ucrania.Año y medio más tarde, las portadas de muchas revistas europeas y americanas dibujan al líder del Kremlin como un villano, la economía rusa ha entrado en recesión y los socios más leales a Moscú, entre ellos Armenia, ven cómo menguan sus exportaciones a Rusia.

A pesar de todo, Armenia no se arrepiente de una decisión motivada por las estrechas relaciones comerciales que mantiene con el gigante del norte, pero también en gran medida por el respaldo político y militar que necesita de Moscú a raíz del conflicto con la vecina Azerbaiyán por el enclave de Nagorno Karabaj.
Ni siquiera la reciente tragedia en Guiumrí, donde un soldado que desertó de la base militar rusa emplazada en esta ciudad armenia mató a los siete miembros de una familia, ha hecho mella en las relaciones entre los dos países.
"Las relaciones entre Armenia y Rusia son estratégicas, de alianza, a prueba del tiempo. La base militar rusa en Armenia (…) es un importante factor para garantizar la seguridad", dijo la semana pasada el ministro de Exteriores armenio, Edvard Nalbandián.

El pequeño país caucásico forma parte de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una especie de Pacto de Varsovia postsoviético en el que están todos los miembros de la UEE más Tayikistán, y no está Azerbaiyán.Tampoco la disminución de las exportaciones a Rusia es más que "un problema coyuntural" para el Gobierno del país caucásico, que con su integración en la Unión Eurasiática quiere superar el bloqueo al que le someten dos de sus cuatro vecinos, Azerbaiyán y Turquía, con los que comparte la mayor parte de su frontera.

Las relaciones diplomáticas con Bakú y Ankara llevan décadas rotas: con Azerbaiyán por el conflicto de Nagorno Karabaj, enclave habitado por armenios y liberado tras una cruel guerra que los azerbaiyanos no renuncian a recuperar; y con Turquía, por el genocidio de armenios en el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial.

Cuando en octubre de 2013, el entonces primer ministro, Tigrán Sargsián, anunció la integración de su país en la Unión Aduanera, subrayó que "el único camino" que une a Armenia "con el resto del mundo pasa por Georgia", y advirtió que debido a ello "muchos sectores de la economía armenia no tienen futuro".

Armenia es de hecho el único país de la Unión Euroasiática, a la que en mayo de este año se sumará la centroasiática Kirguizistán, que no tiene fronteras comunes con ninguno de los otros miembros del espacio común.Tampoco ha renunciado a sus privilegiadas relaciones con la UE y es el único país de la comunidad eurasiática que disfruta de un régimen aduanero ventajoso con los países europeos, con los que comercia pagando aranceles simbólicos y sin que Rusia u otros socios de la UEE le castiguen por ello.

El sueño de un país cuya numerosas diáspora está repartida por todo el mundo es una zona de libre comercio que se extienda entre Lisboa y Vladivostok, una idea que no es nueva y que según Ereván se ajusta a los intereses de las dos grandes comunidades que conviven ahora en el gigante espacio de Eurasia.