jueves, 22 de enero de 2015

La más famosa prisionera política de Azerbaiyán se llama Khadija Ismayil.



No existe el fracaso en Azerbaiyán. El ascenso del país es eterno e imparable.

No tiene la menor importancia que una Comisión Anticorrupción haya otorgado el irónico premio de ”Persona del Año” al presidente del país. O que el número de presos políticos reconocidos internacionalmente que ocupan las insalubres cárceles del país se acerque al centenar.

Azerbaiyán, un país de la región del Caspio rico en recursos energéticos, dominado por la familia Aliyev desde antes del colapso de la Unión Soviética, gusta de cuidar su imagen internacional. Artículos publicitarios con los éxitos del gobierno aparecen regularmente en algunos de los más importantes medios de comunicación del mundo. En 2012, el país fue sede del Festival de la Canción Eurovisión, y para el próximo año se prepara para albergar la Fórmula 1 y la primera edición de los Juegos Europeos .

El arresto el 5 de diciembre de 2014 de Khadija Ismayil, una reportera de investigación de 38 años, en base a falsas acusaciones, va a poner a prueba los límites de esta brillante fachada.

¿La más famosa prisionera política de Azerbaiyán?

Ismayil, cuyo nombre también puede aparecer como Ismayilova, es una azerbaiyana inteligente y llena de talento. Entre sus amigos y colegas es conocida por su franqueza, honestidad y valentía. Fuera de Azerbaiyán se la conoce por su increíble trabajo a la hora de exponer asuntos que el gobierno azerbaiyano preferiría ocultos. ¿Su especialidad? El imperio ilícito — e internacional — de la familia gobernante.

Las noticias de su arresto, ordenado por la Corte del Distrito de Sabail, aparecieron en medios de todo el mundo el 5 de diciembre. La etiqueta #FreeKhadija [libertad para Khadija] pronto se extendió por Twitter.

Si Ismayil es procesada, será la prisionera política de Azerbaiyán más famosa a nivel mundial. Ha recibido numerosos premios periodísticos internacionales, así como diversos reconocimientos por sus investigaciones sobre la corrupción en el país. Este no es el primer intento del gobierno por silenciar a Ismayil.

Una espina en el costado de Baku

Cuando empezó a destapar los negociados financieros de los Aliyev en 2010, Ismayil era consciente del riesgo de su trabajo. Durante un viaje al extranjero en julio de 2011, alguien — supuestamente el caso todavía está siendo investigado en Azerbaiyán — entró en su apartamento e instaló varias cámaras de seguridad. Esto ocurrió poco después de la publicación de uno de sus artículos sobre los intereses financieros del clan Aliyev.

El 7 de marzo de 2012, Ismayil recibió un paquete anónimo por correo con imágenes íntimas suyas, así como una carta en la que se le advertía que un video en el que aparecía practicando sexo sería publicado en Internet si no cesaba en sus investigaciones. La nota decía: “Puta, compórtate. O serás difamada.” Ismayil no dejó de investigar. El video fue subido a la Red y ampliamente difundido.

Sus artículos siguieron exponiendo los negocios turbios de los Aliyev, dando a conocer la existencia de compañías en el país y en el extranjero propiedad de las dos hijas del Presidente Ilham Aliyev, así como también dudosos acuerdos en el sector de la construcción.

En junio de 2012, debido en gran parte al trabajo periodístico de Ismayil, se declaró ilegal obtener información de compañías y propiedades en Azerbaiyán. El proyecto de ley del parlamento se refirió a “secretos comerciales”, pero los detractores del gobierno consideraron que se trataba de un gesto preocupante: si ya era difícil obtener información, ahora se convertía en un crimen de Estado, un hecho que en la práctica garantiza la impunidad de aquellos funcionarios involucrados en negocios ilícitos.

Tanto el abogado de Ismayil como la persona denunciante se han visto obligados a acatar el secreto de sumario, que los obliga a no hablar públicamente del caso. Con lo cual, los cargos que se esgrimen contra ella no están del todo claros.

En octubre, la periodista fue acusada de calumnias e injurias por Elman Hasanov, un antiguo miembro del opositor Partido del Frente Popular. Un antiguo encargado de seguridad había informado a Ismayil que Hasanov había llegado a un acuerdo con el gobierno, y había sido utilizado para infiltrarse en círculos de la oposición.

Ismayil afirmó en su página de Facebook (actualmente desactivada por petición propia) que no había revelado la identidad de Hasanov en la información que ella había publicado:

Traducción Cita original
Se trata de una acusación privada por parte de Elman Hasanov […] Él asegura que publiqué en Facebook dos documentos injuriosos y calumniosos hacia Elman Hasanov […] No publiqué ningún documento que mencionara a Elman Hasanov. En octubre de 2011 (cinco meses antes de que me chantajearan con la cinta de video), Ramin Nagiyev, antiguo investigador del Ministerio de Seguridad Nacional, me envió un archivo [supuestamente señalando el] reclutamiento de Elman Hasanov como agente infiltrado en la oposición […] No pude verificar la autenticidad del documento […] En febrero de 2014, después de que un programa de televisión me acusara de ser una espía, y de que el antiguo funcionario del MSN afirmara que sabían todo sobre mí, decidí publicar el mencionado documento. Pero borré el nombre y cualquier información que pudiera ayudar a identificar a Elman Hasanov […] Después [supe que] alguien, cuyo nombre en Facebook era Mustafa Kozlu, ya había publicado el documento completo sin borrar el nombre. Reclamé que se respetara la dignidad y la privacidad de las personas y que no se diera a conocer el nombre.
Ismayil fue convocada a la oficina del Fiscal General al día siguiente, y acusada de “revelar un secreto de Estado”.

También en octubre, Ismayil fue detenida durante varias horas por funcionarios del gobierno en el aeropuerto de Baku, después de que hablara con representantes del Consejo de Europa sobre el historial de Azerbaiyán en derechos humanos.

La más reciente acusación contra Ismayil — incitación al suicidio (Artículo 125 del Código Penal de Azerbaiyán) – proviene de Tural Mustafayev, un periodista que colaboró brevemente con el servicio azerbaiyano de Radio Free Europe/Radio Liberty, donde Ismayil había trabajado con anterioridad. Más tarde el denunciante fue contratado por otro medio, Meydan TV, de donde fue despedido 3 meses más tarde por comportamiento poco profesional.

Nota: La autora de este artículo está trabajando en la actualidad como periodista becada en Radio Free Europe/Radio Liberty y como redactora en lengua inglesa para Meydan TV.

Mustafayev ha afirmado que intentó suicidarse el 20 de octubre (mediante ingesta de veneno de ratas) después de que Ismayil interfiriera en su desarrollo profesional y le amenazara por Facebook. Según fuentes cercanas al caso, no ha proporcionado ninguna prueba que sostenga estas alegaciones.

¿Cuál es el futuro de Azerbaiyán?

La actual represión de la libertad de expresión y los derechos humanos en Azerbaiyán invalida los millones que los líderes del país han pagado a empresas de publicidad occidentales para mejorar su reputación.

La primera ola de acusaciones contra Ismayil surgió en octubre, cuando Azerbaiyán todavía ejercía su controvertida presidencia del Comité de Ministros en el Consejo de Europa. A pesar de algunas pocas amnistías presidenciales concedidas a activistas políticos, la presidencia, que comenzó el 13 de mayo y concluyó el 13 de noviembre de 2014, discurrió entre flagrantes violaciones de acuerdos internacionales.

El Consejo de Europa reprendió a Azerbaiyán al final de su presidencia por su escaso respeto a los derechos humanos, pero hacen falta medidas más severas mientras la situación del país en materia de gobernabilidad y Estado de Derecho alcanzan nuevos mínimos.

Las espléndidas cenas con caviar, las improvisadas galas y las exposiciones con que Baku recibe a las delegaciones occidentales no deberían oscurecer el hecho de que la represión de voces críticas en Azerbaiyán está alcanzando niveles sin precedentes. El petróleo y el gas no deberían ser motivos para consentir un régimen detestable.


Escrito por
Arzu Geybullayeva


Traducido por
Jaime Menchén López

Mujica "el Genocidio Armenio es una de las causas pendientes que tiene nuestra humanidad”





El presidente José Mujica hizo ayer nuevamente un llamado a aceptar “lo diverso” y rechazó las demostraciones de violencia “fruto del fanatismo”. El mandatario, junto a la ministra de Turismo Liliam Kechichian, recibieron ayer en la torre Ejecutiva a una delegación de la comunidad armenia conformada por representantes de partidos políticos, de organizaciones de la sociedad civil y de confesiones religiosas, junto al cónsul honorario en Uruguay, que se está preparando para recordar en el próximo mes de abril los 100 años del “genocidio armenio”, acción militar desarrollada por el entonces gobierno turco contra la población armenia.

“El respeto a las culturas de los inmigrantes, la aceptación de lo diverso y el rechazo de los fanatismos son virtudes que Uruguay debe seguir cultivando”, dijo Mujica ante representantes de la comunidad armenia, agregando que Uruguay “es el país más laico de América Latina y a la vez el que más reconoce tradiciones, religiones y nacionalidades”.

Mujica hizo un repaso sobre la condición de los inmigrantes que en su momento comenzaron a llegar y a poblar el país haciéndose énfasis en la colectividad armenia que se fue instalando fundamentalmente en Montevideo y en zonas rurales cercanas a la capital. Actualmente se calcula que en Uruguay hay unos 14.000 miembros de la comunidad armenia. Tal como lo hizo cuando recibió en Uruguay al presidente armenio, Mujica destacó que nuestro país fue el primero en el mundo en reconocer y marcar por resolución parlamentaria en 1965 la condena al también llamado “holocausto armenio”, acto que solo 20 años después fue tomado por otros estados. También por resolución legislativa se conmemora esta tragedia mediante un acto oficial desde el año 2000, ilustró.

Cada 24 de abril se conmemora el arresto masivo de unos 300 armenios en Estambul hecho ocurrido en el año 1915. Este acontecimiento marcó el inicio de la matanza de alrededor de un millón y medio de personas, según algunos cálculos históricos, y la deportación de todo el resto de la población de ese origen y de otras etnias de lo que era entonces el Imperio Otomano, sin derecho a recoger bienes y ni siquiera elementos de supervivencia.

“No podemos alterar el pasado, pero tenemos que aprender de él y reconocer las barbaridades que los hombres hemos hechos, para que las próximas generaciones no caigan más en esas barbaridades a las que el hombre está expuesto por ser el único animal capaz de tropezar varias veces con la misma piedra”, remarcó Mujica.

Sobre el caso armenio, Uruguay tuvo la decisión de “reconocer el genocidio, algo que aún hoy muchas veces es negado por supuestas razones de Estado”, señaló, destacando que “es una de las causas pendientes que tiene nuestra pobre humanidad”.