martes, 14 de abril de 2015

Papa le contesta a Turquía:“No podemos silenciar lo que hemos visto y escuchado”


La Iglesia tiene que “decir las cosas con libertad”, “nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído”, fueron las afirmaciones que hizo este lunes el Papa Francisco en una clara réplica a Turquía que protestó por las referencias que hizo el domingo al “genocidio armenio”, el primero del siglo XX.

En la misa matutina en su residencia de la Casa Santa Marta Francisco sostuvo que el camino de la Iglesia es el de la “franqueza” y “decir las cosas, con libertad”.

Al hablar del genocidido armenio, en la misa del domingo, el Pontífice sostuvo que no existe una familia armenia que no haya perdido a un ser querido durante el ‘Gran Mal’.
Al recordar “aquella horrible masacre” dijo que “fue un verdadero martirio para su pueblo, en el cual muchos inocentes murieron como confesores y mártires en el nombre de Cristo”.

“Hacer memoria de lo que ha sucedido es un deber no solo para el pueblo armenio y para la Iglesia universal, sino también para toda la familia humana para evitar recaer en horrores similares, que ofenden a Dios y a la dignidad humana”, agregó el Papa.
“También hoy, de hecho–continuó diciendo–, estos conflictos a veces degeneran en violencias injustificables fomentadas, instrumentalizando las diversidades étnicas y religiosas. Todos aquellos que han sido puestos al frente de las Naciones y de las Organizaciones internacionales están llamados a oponerse a tales crímenes con firme responsabilidad, sin ceder a ambigüedades y compromisos”.

Frente a estas palabras, la reacción de Turquía fue inmediata y contundente. El Ministerio de Exteriores turco convocó al nuncio papal en Ankara, Antonio Lucibello, para expresarle su malestar y entregarle una nota formal de protesta.
En la nota estableció que utilizar el término genocidio para hablar de las masacres de armenios ha creado “desilusión y tristeza” en el Gobierno y “abre la vía a la pérdida de confianza”.

Y añadió que las palabras del Pontífice “se alejan de la verdad histórica” y reflejan solo la opinión de un bando.
Además, el gobierno turco llamó a consultas a su embajador en el Vaticano, Mehmet Paçaci.
Este lunes, el Papa Bergoglio recabó sobre el tema y recordó que Pedro y Juan, después de haber realizado un milagro, habían sido encarcelados y amenazados por los sacerdotes, para que no hablaran más en nombre de Jesús. Pero ellos deciden ir adelante y cuando regresan sus hermanos los animan a proclamar la Palabra de Dios “con franqueza”. Y piden al Señor que dirija “la mirada a sus amenazas” y que conceda “a sus siervos”, “no escapar”, sino “proclamar con toda franqueza” Su Palabra:
“También hoy el mensaje de la Iglesia es el mensaje del camino de la franqueza’, del camino del coraje cristiano”, añadió el Pontifice. Estos dos, sencillos – como dice la Biblia – sin instrucción, tuvieron el coraje. Una palabra que se puede traducir ‘coraje, ‘franqueza’, ‘libertad de hablar’, ‘no tener miedo de decir las cosas’… Es una palabra que tiene tantos significados, en el término original. La parresia, aquella franqueza… Y del temor pasaron a la ‘franqueza’, a decir las cosas con libertad”.

Francisco se detuvo asimismo en el pasaje del Evangelio del día que relata el diálogo “un poco misterioso entre Jesús y Nicodemo”, sobre el “segundo nacimiento”, sobre el hecho de “tener una nueva vida, diversa de la primera”.
Anunciar a Cristo, sin hacer “publicidad”

El Papa subrayó que también en esta historia, “en este itinerario de la franqueza”, el “verdadero protagonista” es “precisamente el Espíritu Santo”, “porque es Él el único capaz de darnos esta gracia del coraje de anunciar a Jesucristo”:
“Y este coraje del anuncio es el que nos distingue del simple proselitismo. Nosotros no hacemos publicidad, dice Jesucristo, para tener más ‘socios’ en nuestra ‘sociedad espiritual’, ¿no? Esto no sirve. No sirve, no es cristiano. Lo que el cristiano hace es anunciar con coraje y el anuncio de Jesucristo provoca, mediante el Espíritu Santo, ese estupor que nos hace ir adelante”.

El verdadero protagonista de todo esto – reafirmó el Santo Padre – es el Espíritu Santo. Cuando Jesús habla acerca de “nacer de nuevo”, nos hace entender que es “el Espíritu quien nos cambia, que viene de cualquier parte, como el viento, del que sentimos su voz”. Y prosiguió explicando que “sólo el Espíritu es capaz de cambiarnos nuestra actitud”, de “cambiar la historia de nuestra vida, cambiar nuestra pertenencia”.
Es el Espíritu – dijo también Francisco – “el que esta fuerza a estos hombres sencillos y sin instrucción” como Pedro y Juan, “esta fuerza de anunciar a Jesucristo hasta el testimonio final: el martirio”:
“El camino del coraje cristiano es una gracia que da el Espíritu Santo. Hay tantos caminos que podemos tomar, incluso que nos dan cierto coraje. ‘Pero mira qué corajudo, ¡la decisión que ha tomado! Y mira E guarda a este, mira qué bien ha hecho este plan, ha organizado las cosas, ¡que bueno!’: esto ayuda, pero es instrumento de otra cosa más grande: el Espíritu. Si no está el Espíritu, nosotros podemos hacer tantas cosas, tanto trabajo, pero no sirve para nada”.

La Iglesia después de Pascua – añadió el Papa – “nos prepara a recibir al Espíritu Santo”. Por esta razón – fue su exhortación final – ahora, “en la celebración del misterio de la muerte y de la Resurrección de Jesús, podemos recordar toda la historia de la Salvación” y “pedir la gracia de recibir al Espíritu para que nos de el coraje verdadero para anunciar a Jesucristo”.