miércoles, 21 de septiembre de 2011

Tuquia es la gran carcel que sufren los Kurdos.

"No son árabes,no son iraquies ni turcos,que voy a hacer con ellos?,lo que sea! nadie dira nada....",así Sadam Hussein,se refería a este grupo étnico,colosal en cuanto a numero,de idioma propio y cultura ancestral.
El mundo en algunas ocasiones escucho hablar del Kurdistan,pero seamos sinceros,es poco lo que en la agenda periodística internacional hay sobre estas 22 millones de personas prisioneras en Turquía e Iraq,principalmente.
Los kurdos (parte de la gran familia de pueblos indoeuropeos) se asentaron en el espacio que actualmente ocupan hacia el 2500 A.C. El antiguo Kurdistán, es una región del suroeste de Asia que engloba territorios de distintas naciones: Iraq, Irán, Turquía, Armenia, Siria (actualmente a esta región se llama “el gran Kurdistán”); espacio definido por las zonas montañosas formadas especialmente por los montes Taurus (sur de Turquía), Zagros y Elburz (suroeste y noroeste de Irán). La población actual asentada en el Kurdistán sería de unos 20 millones como pueblo kurdo. La mayor población se encuentra en Turquía (unos 15 millones de habitantes), país que, por cierto, es uno de los más férreos a la hora de actuar contra este pueblo.
Poseen una estructura social,tan anacrónica como ancestral,basada en clanes, un tipo de organización social ,que fue decisiva en las frustraciones de esta nación a la hora de visualizar un proyecto de país. Sin embargo, posibilito que los kurdos fueran económicamente auto suficientes,aunque siempre manteniéndose por fuera de todas las transformaciones que en el Oriente Medio se iban produciendo a lo largo de la historia. Esta estructura cerrada genero condiciones para que las revoluciones musulmanas de todas las épocas, pasaran de largo y los Kurdos siguieran eternamente sin poseer un país.
Sus 5 mil años de historia no han sido mas que la historia de una resistencia para sobrevivir, para no desaparecer aniquilados por las invasiones continuas, ya que es el lugar de paso de las grandes expediciones y rutas entre Occidente y Oriente.
Han sobrevivido al auge y caída de numerosas imperios: el asirio, el persa, el griego, el romano, el árabe, el mongol, el otomano.
Todas las épocas mantienen un mismo vinculo,con este noble pueblo,LA ETERNA REPRESION que han sufrido.
Las raíces de las actuales políticas represivas del pueblo kurdo se remontan a después de la Primera Guerra Mundial, de 19l5 a 1925, cuando se da un proceso de lucha por el reparto del Kurdistán. En 1925 se produce ampliación kurda del estado de Irak, se crea la Irak Petroleum Company con participación de EEUU, Gran Bretaña y Francia para el negocio petrolero. Los distintos estados fueron maniobrando con el pueblo kurdo según sus intereses, haciendo y deshaciendo sobre sus territorios, sobre sus riquezas, sin que estos fueran consultados.
Las políticas represivas produjeron una gran cantidad de exiliados, refugiados y una fuerte emigración hacia Europa, sobre todo a Alemania (que cuenta con casi 1.000.000 de habitantes de etnia kurda) también a Italia, Francia, Suecia, EE.UU y Australia.
El más claro ejemplo de represión contra este pueblo es el ataque constante y permanente de Turquia a los quince millones de kurdos que allí viven.
Desde el primer día de "el padre de la patria turca", prohibió todas las organizaciones nacionalistas kurdas, así como cualquier manifestación cultural; desaparecieron todos los libros y documentos que se referían al Kurdistán y su historia fue eliminada de la Historia oficial; asimismo, quedaron prohibidas las palabras kurdo y Kurdistán.
Al dia de hoy,”la moderna Turquía” mantiene 154 leyes que prohíben cualquier manifestación de la identidad cultural kurda;se sustituyeron nombres kurdos,por otros turcos,de calles,barrios,ciudades y montañas,aunque usted no lo crea, existe una lista de "nombres autorizados turcos" en los registros civiles para impedir que los niños lleven nombres kurdos. Sólo a partir del año 91 ha empezado a ser autorizado el uso público de la lengua kurda,en algunos lugares,casualmente de zonas rurales o de otras bien alejadas de las metrópolis.
Los primeros años de este siglo,Turquía dedica todos sus esfuerzos a avasallar sus leyes religiosas,en nombre de la laicidad del nuevo estado,del cual,para su pesadilla,formaban parte los kurdos. Muy lejos de reafirmacion del “Estado Laico”, Ataturk apuntaba a desmembrar lo máximo posible el sentimiento nacional de esta nación,apuntando a algo muy intrínseco en ellos o de cualquier otro pueblo,su religión.
Muy pronto estas medidas se ampliaron dramáticamente,se declaró la Ley Marcial y se ocuparon militarmente todos los territorios.
Fueron momentos terribles para la nación kurda,solos en el mundo,presos en una nación extraña,rodeados de militares con gatillo libre y amplias potestades,para encarcelar,secuestrar a diestra y siniestra,se llevo adelante una destrucción de pueblos enteros de personas que tenían como única culpa,no ser turcos,ser kurdos.
Eran considerados terroristas por entonar una canción en kurdo,bailar una danza tradicional o vestir un traje nacional.
En 1925 una importante sublevación terminó con la ejecución y detención de valentísimos dirigentes. Este tipo de rebeliones se sucedieron ininterrumpida mente en distintas regiones desde 1926 hasta 1932.
La fuerte represión ejercida por Turquía se cobró la cifra de más de un millón de kurdos masacrados y deportados; Kurdistán fue declarado zona prohibida para los extranjeros y desapareció del mapa oficial.
Así se pretendió aniquilar a una nación...
Por esa razón, la nación kurda está físicamente dispersa por toda Turquía, y su tierra fue expropiada mediante el "Acta de Residencia Forzada" de 1930. Esta situación fue agravada posteriormente por las "Tesis Históricas Turcas", de Ataturk, que atribuyen a la raza turca el origen de todas las civilizaciones, relegando al pueblo kurdo al status de "turcos montañeses" cuya etnicidad turca ha sido deformada, supuestamente por su hábitat montañoso.
Durante años de silencio obligado,pero de muy dura militancia política se crea PDK, Partido Democrático del Kurdistán, fundado por Faik Bucak en 1965, similar al ya existente PDK sirio e iraquí que, a finales de los sesenta y principios de los noventa, sufrió una escisión en dos ramas, la dirigida por el doctor Chivan, de corte izquierdista, y la dirigida por Said Elçi.
A partir de 1966, el gobierno de Ankara formó una unidad de elite destinada a la preparación exclusiva de la lucha contra las guerrillas, conocida con el nombre de Komando. Lo que en un principio debía ser una operación de carácter preventivo, se convirtió en acciones de tortura y destrucción. Las denuncias eran infructuosas, pues la acción estaba justificada debido a la actividad independentista y separatista en la que todos los kurdos estaban implicados por el simple hecho de serlo. 
En 1978 nace el P.K.K. (Partido de los Trabajadores del Kurdistan),su brazo armado se denomina Fuerzas de Defensa Populares. El presidente del partido es Abdullah Öcalan, condenado a cadena perpetua por delitos de terrorismo y separatismo por la justicia turca.El partido, lucha por la independencia del Kurdistán turco como un Estado socialista y es considerado como organización terrorista tanto por Turquía como por Estados Unidos y la Unión Europea.
Öçalan fundó informalmente el partido en 1973 y el grupo comenzó sus actividades en los territorios kurdos, principalmente en Urfa, Mus, Batman y Dersim.
En 1977 tuvo lugar una Asamblea General a la que asisten más de 100 representantes de diversas profesiones y observadores de otras organizaciones de izquierdas, mostrando el gran crecimiento del grupo y su paulatina integración en el Kurdistán turco. El PKK tomó la determinación de extender la organización hacia otros poblados y ciudades kurdas. También en este año un miembro de los servicios secretos turcos se inflitró en el partido, siendo descubierto, y siendo gracias al topo asesinado el dirigente Hakki Karer en marzo de 1977 por la policía secreta turca, teniendo este acto una gran repercusión en el grupo. En otoño de ese mismo año se publicó el manifiesto Camino para la Emancipación Kurda, que dio un marco político al grupo, que hasta entonces había tenido un papel principalmente ideológico y cultural.
El Congreso Constitutivo formal del partido se llevó a cabo el 27 de noviembre de 1978. El Primer Gobierno turco, aproximadamente 30.000 personas murieron en combates entre sus fuerzas y las del PKK desde esa fecha hasta 2003. 
La efervescencia insurreccional kurda,los deseos de libertad de sus jóvenes,la rebeldía a todos los niveles de la sociedad,genero una represión mayúscula en el Kurdistan.Las cárceles turcas se llenaron de presos,así fue que carpinteros,maestras,estudiantes,amas de casa y hasta niños fueron sometidos a las tristemente celebres cárceles de Turquía. Miles de niños!!! llegaron a los calabozos de Turquía.Se implanto el reino del terror, cualquier Kurdo podía estar incomunicado por mas de tres meses,sin derechos a un abogado o a visitas de sus parientes,los cuales debían buscarlos a lo largo y a lo ancho del pais.
La guerra sucia se mantuvo durante los años ochenta, cuando el PDK comenzó su lucha armada, encontrando, esta vez sí, el apoyo de toda la población. El uso del kurdo sólo ha sido autorizado a partir de 1991, año que coincide con el establecimiento de facto del Kurdistán iraquí, donde fue difícil impedir que el PKK emplease el territorio como base de retaguardia.
Otro de los objetivos de la política turca ha sido extender su influencia en el Kurdistán iraquí para frenar el peso de la autonomía de facto sobre los kurdos turcos y, al mismo tiempo, preparar operaciones de castigo contra el PKK, que, como dijimos, ha empleado el territorio como base de retaguardia.
 La captura de Abdulá Ocalan en 1999 paralizó la lucha armada del PKK y entre 3.000 y 5.000 guerrilleros abandonaron las armas o se ocultaron en las montañas del norte de Irán. En 2003, el actual gobierno islamista levantó la Ley Marcial que todavía pesaba sobre algunas provincias kurdas y que situaba a las autoridades locales bajo el control de una administración militar. Sin embargo, según el portavoz de los nacionalistas del DEHAP "Erdogan sólo se dedica a sus negocios en Europa y se olvida de que hay zonas, como Diyarbakir (la capital del Kurdistán turco), donde la tasa de desempleo es de casi el 60%".
Hace algunos meses nada mas,fueron detenidos varios políticos Kurdos,bajo un insólito cargo para esta época de la humanidad: SER INDEPENDENTISTAS.
En Junio,la tensión en el Kurdistán aumentao por la decisión de la Junta Suprema Electoral (YSK) de impedir que el diputado independiente kurdo Hatip Dicle, elegido con 80.000 votos en las elecciones generales turcas del pasado 12 de ese mes, pudiera ocupar su escaño parlamentario por encontrarse en prisión. Como respuesta, el bloque de diputados kurdos elegidos para el Parlamento turco anunció que boicotearía la Asamblea. Los kurdos -que se hicieron con 36 escaños- se reunieron en la provincia de Diyarbakir para analizar cómo reaccionar a la exclusión de Hatip Dicle, condenado a 20 meses de cárcel por un discurso calificado de "propaganda en favor de un ejército terrorista", en referencia al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Dicle, de 57 años, está prisión desde antes de los comicios del 12 de junio y, a pesar de ello, fue aceptado por las autoridades electorales como candidato. Sin embargo, la YSK decidió revocar el estatus parlamentario del legislador electo, argumentando que su condena fue confirmada por el Tribunal de Apelación cuatro días antes de las elecciones. Hatip Dicle forma parte de los 36 candidatos kurdos que han resultado electos en calidad de independientes, aunque apoyados por el Partido de la Paz y la Democracia (BDP, nacionalista kurdo).
Disturbios La decisión de la YSK causó inmediatamente protestas en varias ciudades kurdas y turcas, entre ellas Estambul, con manifestaciones y enfrentamientos con la Policía, mientras que las tiendas en varias localidades del Kurdistán permanecían cerradas.
Esto es un muy pequeño esbozo,de lo que es el sufrimiento kurdo,el peor sufrimiento de todos, en soledad...
Son un PAIS PRESO EN TURQUIA,son quince millones de seres humanos,que son una nacion,como las que habitamos cada uno de nosotros,solo que NO TIENEN UN PAIS.
Tienen idioma propio,tienen su propia vision del islam,Y COMO TODOS LOS SERES HUMANOS DESEAN LA LIBERTAD.
Yo los apoyo y les deseo lo mejor.

La independencia de Armenia,vista por MARIANO SARAVIA.

 
21/09/2011
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Mariano Saravia.
En estos días en que el mundo está pendiente de la presentación de los palestinos ante la ONU reclamando su derecho a tener un Estado, se cumplen 20 años de la independencia de la República de Armenia. Y los palestinos tienen muchos puntos en común con los armenios, incluso con los judíos, aunque parezca paradójico. Es que son pueblos que a lo largo de la historia, han sufrido persecuciones y saben lo importante que es tener un Estado propio.
El año pasado pude recorrer los campos del nazismo en Polonia. Aushwitz. Treblinka. Majdanek. Además de tomar conciencia de la dimensión de lo que Hannah Arendt llamaba “la banalidad del mal”, uno también toma conciencia de la importancia que tiene para los judíos el Estado de Israel.

Así como a fines del 2008 y principios del 2009 estuve en Cisjordania, justo cuando fue la criminal agresión de Israel contra la Franja de Gaza. Conocí de cerca los sufrimientos y las humillaciones a las que somete Israel a los palestinos y entendí también la necesidad de ese pueblo de tener un Estado que lo defienda.

Algo parecido sucede con los armenios, que hoy pueden celebrar los 20 años de la República de Armenia. Pero en medio de los festejos, agradezco este espacio para alertar también sobre otros armenios que hoy necesitan de un Estado que los proteja de persecuciones y peligros que hoy los afectan. Los hermanos de Nagorno Karabakh y de Djabakh. Mientras tú lees este artículo, ellos la están pasando muy mal.

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El filósofo e historiador francés Ernesto Renán, en una conferencia pronunciada en la Sorbona en el año 1882, sostuvo que “una Nación es un resultado histórico provocado por una serie de hechos que se orientan en un igual sentido”. Y mucho más que los factores aislados como dinástico, étnico, lingüístico, religioso, económico, geográfico y militar, y afirmó que una Nación es un “principio espiritual” que deviene de las grandes complicaciones de la historia. Y remarcó que una población puede llegar a ser una nación cuando “posee glorias comunes en el pasado, una voluntad común en el presente, haber hecho grandes cosas juntos y querer hacerlas”.

Más allá de los distintos Estados armenios que existieron en distintos momentos históricos, la nación armenia existe desde hace miles de años y siempre en ese mismo lugar, en el límite entre Europa y Asia. Durante todos esos siglos, los armenios tuvieron glorias comunes, una voluntad común y han hecho grandes cosas juntos. Pero también vivieron juntos la experiencia traumática de un genocidio, y justamente por ser armenios. Fue a manos del Estado de turno entre 1915 y 1923. Lo comenzó el Imperio Otomano y lo terminó la República de Turquía. Y esa experiencia traumática reforzó aún mucho más el espíritu de nación, pero también la conciencia de la necesidad de contar con un Estado propio, que sin embargo, se demoró 70 años en llegar.

Un Estado necesita por lo menos tres atributos indispensables: población, territorio y gobierno. Tener un territorio propio y sobre todo un gobierno propio significa también tener fuerzas armadas y en definitiva una defensa para su población de eventuales agresiones externas. De hecho, la propaganda turca negacionista, sigue haciendo referencia a una supuesta guerra y a agresiones mutuas.

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En realidad, lo que hubo fue un Estado, el otomano, volcado con un plan sistemático de exterminio contra sus propios ciudadanos, en este caso de la nación armenia. Pero al no tener un Estado, estos ciudadanos estaban indefensos. De dos millones de armenios que vivían en el Imperio Otomano, se calcula que sólo sobrevivieron 500 mil, la mayoría de los cuales escaparon o hacia Siria y luego el periplo que los llevaría a la diáspora, o bien hacia la Armenia Oriental, que bajo la incipiente Unión Soviética, lograron al menos poner un límite al genocidio. Luego vendrían otras alternativas, buenas y malas, que durarían 70 años, sin el objetivo de un Estado propio. Incluso, estas alternativas y la forma en que eran vistas a la distancia, fueron causa de serias discrepancias y desunión en la diáspora armenia de Sudamérica, por lo menos.

Finalmente, ese objetivo de un Estado propio se consiguió el 21 de setiembre de 1991, luego de la caída de la Unión Soviética y desde ese momento, la República de Armenia ha atravesado también momentos felices y amargos, una guerra abierta contra Azerbaijan por el retoño que se llama Nagorno Karabakh y un estado de guerra latente hasta hoy. Pero esa guerra victoriosa fue posible gracias a la existencia de un Estado, sin ese Estado, quizá matanzas como la de Sumgait de 1988 se hubieran repetido.

Por el reconocimiento de Nagorno KarabakhEn el año 2006 estuve en la República de Armenia para la investigación que derivó en mi libro El grito armenio y también visité Nagorno Karabakh. Allí, entrevisté al alcalde de Stepanakert, Eduard Aghabegian, En un bar de la capital, con un vino típico de la región, se enorgullese de todo lo que ha podido hacer por su ciudad: “Digame la verdad, ¿cierto que si no lo hubiera leído o no se lo hubieran contado, no se daría cuenta que aquí hubo una guerra hace pocos años? Me han dicho que la ciudad es tan bonita y limpia que no tiene nada que envidiarles a Amsterdam o París”.

-¿Valió la pena tanto sufrimiento?-Creo que sí, la libertad no tiene precio y vale la pena cualquier sufrimiento por conseguir la libertad. Hoy vivimos en libertad, y es una verdadera libertad en todo sentido, porque cuando hablo de libertad hablo de la libertad de la gente. ¿Para qué quiero yo liberar mi tierra si no puedo compartir luego esa libertad con mi gente?

- El próximo paso sería que el mundo empiece a respetar y a reconocer esa libertad...-Sí, pero no nos hacemos tanto problema, eso ya llegará a su debido momento. Por supuesto que nos ocupamos del tema y trabajamos para conseguir eso, porque nos parece importante. Pero es más importante aún que nosotros mismos nos reconozcamos. Si el mundo no nos reconoce, nosotros sí nos reconocemos libres.

Evitar un genocidio en DjavakhTambién estuve con el canciller Gyorgi Petrosyan. En su sobria oficina, me dijo: “Conseguir el reconocimiento internacional es la principal tarea. Estamos en un proceso que tiene sus raíces en la idea de la libertad. Tenemos que continuar la lucha para recibir al final el reconocimiento a nuestra independencia como república. En nuestra historia moderna venimos reclamando desde el año 1941 un referendum por la independencia. Tuvimos que conseguir nuestra libertad por nosotros mismos y organizarnos como Estado durante la guerra”.

-¿Cómo los afecta la falta de reconocimiento por parte de la comunidad internacional?-En un seminario de política internacional en Estados Unidos, alguien dijo que Karabakh no podría aspirar a la independencia porque no existe. Cualquiera puede cerrar sus ojos y decir que no existimos, pero eso no quiere decir que sea verdad que no existimos. La Unión Soviética estuvo 23 años sin reconocimiento internacional, y sin embargo existía.

Nagorno Karabakh está atravesando hoy lo que la República de Armenia atravesó hace 20 años, pero lo hace con decisión, valentía y sacrificio. La libertad no tiene precio. Y la seguridad que puede dar un Estado propio, tampoco.

En una situación mucho peor están los 200 mil armenios de Djavakh, quienes están bajo la administración de Georgia, o mejor dicho bajo la desadministración habría que decir.

También allí estuve, para ver de cerca la discriminación y las persecuciones del gobierno de Tiflis. Mels Torosyan es como el alma de la comunidad en Akhalkalakh. Un cincuentón robusto, canoso y de gruesos bigotes. Se lo ve sufrido pero contagia energía y cuando cuenta la situación su discurso no suena a queja sino a exigencia, a quien sabe que allí donde hay una necesidad hay también un derecho. Se nota que está formado porque habla con la autoridad que confiere el conocimiento. Es periodista el periódico que edita lo tiene que imprimir en Armenia porque también se lo prohíben en su país. Además, representa a una organización no gubernamental y es reconocido como uno de los mayores especialistas no sólo sobre la zona sino también sobre toda la región del Cáucaso sur. Él toma la posta y empieza a explicar: “En Djavakh el 97 por ciento somos armenios, pero el gobierno de Georgia hace todo lo posible para que olvidemos nuestro origen, nuestra historia y nuestro idioma. Por ejemplo, nos obliga a que toda nuestra documentación esté en georgiano, en las escuelas obligan a nuestros niños a estudiar totalmente en georgiano y el idioma armenio está totalmente prohibido en cualquier cuestión oficial. Hemos conformado un partido político llamado Virk, que quiere representar a todos los armenios de Georgia, pero nos lo prohíben con sus leyes georgianas. Nuestro objetivo es mantener los valores sociales y religiosos del pueblo armenio. Una sola cosa es segura, que los armenios de Djavakh nunca abandonaremos esta tierra, porque es nuestra tierra. Y estamos seguros que en el futuro, no se cuándo, pero tendremos un Djavakh como todos queremos, que pueda recibir también a todos los armenios del mundo porque también es su tierra”.

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En la iglesia de la Santa Cruz, el cura dice: “La situación es verdaderamente grave. Aprovecho tu intermedio para decirles a los armenios de todo el mundo que tomen conciencia de que junto con el problema de Karabakh, y quizá más, el de Djavakh es el problema más grave de la armenidad. No sé cómo va a seguir esto. No sé si nos tendríamos que separar de un Estado como el georgiano que se ha vuelto en nuestra contra. No soy el más indicado para hablar sobre eso porque soy sólo un líder religioso. Jesús dijo que si te pegan hay que poner la otra mejilla, pero ¿hasta qué punto, hasta cuándo? Hay que ver hasta cuándo nuestro pueblo podrá soportar una situación tan dura social y económica. Yo no quisiera que llegáramos a un punto de tener que decir ‘adios Georgia’”.

Uno de los más activos luchadores y quizá quien se anima a ir más allá en sus dichos es Grish Minasyan, quien se despacha: “Todos trabajamos por la libertad, pero sabemos que la lucha será larga y dura. Desgraciadamente, algunos de nuestro pueblo están esperando que les regalen la libertad, porque no quieren tener problemas, pero los problemas ya los tenemos y nadie nos los va a venir a solucionar de afuera ni nadie nos va a regalar la libertad. También es verdad que los movimientos sociales empiezan de a poco, con personas que empiezan a marcar el camino y luego se van sumando otros, y otros, creo que estamos en ese camino. Para mí, la única opción que le queda a Djavakh es la independencia, y después ver si es posible una unión con Armenia. Pero habrá que encontrar el momento justo para cada cosa. Después de la caída de la Unión Soviética no era el momento más apropiado porque no podíamos contar con la ayuda de Armenia, ya que estaba el conflicto en Nagorno Karabakh. Y si para conseguir la independencia tenemos que optar por la lucha, bueno, lo deberemos hacer. Todo es posible. Los armenios de Djavakh estamos en un proceso de pasar de la mera autodefensa a la construcción de nosotros mismos y de nuestra patria”.

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En definitiva, he querido reflexionar simplemente sobre la importancia de tener un Estado propio que abrigue y sobre todo defienda a una nación. La mejor manera de celebrar este 21 de setiembre es valorar la importancia de la República de Armenia, dejando de lado las discusiones estériles entre los armenios de Armenia y los armenios de la diáspora. Todas esas discusiones las vengo escuchando y viendo desde hace tiempo y creo que son secundarias, cuando hay peligros tan amenazantes como los que han afrontado y afrontan aún hoy los armenios.

Un día, en un barrio periférico de Donostia le hice una entrevista a Joseba Álvarez, el encargado de Relaciones Internacionales de Batasuna. Le pregunté por qué yo notaba ciertas coincidencias entre la izquierda abertzale y el Partido Nacionalista Vasco. Me respondió: “Es que con ellos coincidimos en un primer objetivo que es tener un Estado para la nación vasca. Después, nos pelearemos para ver qué tipo de sociedad queremos construir, pero lo primero es conseguir un Estado”.
Algunos historiadores arriesgan una hipótesis un tanto aventurada: que los vascos son parientes de los armenios.
En estos días en que el mundo está pendiente de la presentación de los palestinos ante la ONU reclamando su derecho a tener un Estado, se cumplen 20 años de la independencia de la República de Armenia. Y los palestinos tienen muchos puntos en común con los armenios, incluso con los judíos, aunque parezca paradójico. Es que son pueblos que a lo largo de la historia, han sufrido persecuciones y saben lo importante que es tener un Estado propio.

El año pasado pude recorrer los campos del nazismo en Polonia. Aushwitz. Treblinka. Majdanek. Además de tomar conciencia de la dimensión de lo que Hannah Arendt llamaba “la banalidad del mal”, uno también toma conciencia de la importancia que tiene para los judíos el Estado de Israel.

Así como a fines del 2008 y principios del 2009 estuve en Cisjordania, justo cuando fue la criminal agresión de Israel contra la Franja de Gaza. Conocí de cerca los sufrimientos y las humillaciones a las que somete Israel a los palestinos y entendí también la necesidad de ese pueblo de tener un Estado que lo defienda.

Algo parecido sucede con los armenios, que hoy pueden celebrar los 20 años de la República de Armenia. Pero en medio de los festejos, agradezco este espacio para alertar también sobre otros armenios que hoy necesitan de un Estado que los proteja de persecuciones y peligros que hoy los afectan. Los hermanos de Nagorno Karabakh y de Djabakh. Mientras tú lees este artículo, ellos la están pasando muy mal.

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El filósofo e historiador francés Ernesto Renán, en una conferencia pronunciada en la Sorbona en el año 1882, sostuvo que “una Nación es un resultado histórico provocado por una serie de hechos que se orientan en un igual sentido”. Y mucho más que los factores aislados como dinástico, étnico, lingüístico, religioso, económico, geográfico y militar, y afirmó que una Nación es un “principio espiritual” que deviene de las grandes complicaciones de la historia. Y remarcó que una población puede llegar a ser una nación cuando “posee glorias comunes en el pasado, una voluntad común en el presente, haber hecho grandes cosas juntos y querer hacerlas”.

Más allá de los distintos Estados armenios que existieron en distintos momentos históricos, la nación armenia existe desde hace miles de años y siempre en ese mismo lugar, en el límite entre Europa y Asia. Durante todos esos siglos, los armenios tuvieron glorias comunes, una voluntad común y han hecho grandes cosas juntos. Pero también vivieron juntos la experiencia traumática de un genocidio, y justamente por ser armenios. Fue a manos del Estado de turno entre 1915 y 1923. Lo comenzó el Imperio Otomano y lo terminó la República de Turquía. Y esa experiencia traumática reforzó aún mucho más el espíritu de nación, pero también la conciencia de la necesidad de contar con un Estado propio, que sin embargo, se demoró 70 años en llegar.

Un Estado necesita por lo menos tres atributos indispensables: población, territorio y gobierno. Tener un territorio propio y sobre todo un gobierno propio significa también tener fuerzas armadas y en definitiva una defensa para su población de eventuales agresiones externas. De hecho, la propaganda turca negacionista, sigue haciendo referencia a una supuesta guerra y a agresiones mutuas.

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En realidad, lo que hubo fue un Estado, el otomano, volcado con un plan sistemático de exterminio contra sus propios ciudadanos, en este caso de la nación armenia. Pero al no tener un Estado, estos ciudadanos estaban indefensos. De dos millones de armenios que vivían en el Imperio Otomano, se calcula que sólo sobrevivieron 500 mil, la mayoría de los cuales escaparon o hacia Siria y luego el periplo que los llevaría a la diáspora, o bien hacia la Armenia Oriental, que bajo la incipiente Unión Soviética, lograron al menos poner un límite al genocidio. Luego vendrían otras alternativas, buenas y malas, que durarían 70 años, sin el objetivo de un Estado propio. Incluso, estas alternativas y la forma en que eran vistas a la distancia, fueron causa de serias discrepancias y desunión en la diáspora armenia de Sudamérica, por lo menos.

Finalmente, ese objetivo de un Estado propio se consiguió el 21 de setiembre de 1991, luego de la caída de la Unión Soviética y desde ese momento, la República de Armenia ha atravesado también momentos felices y amargos, una guerra abierta contra Azerbaijan por el retoño que se llama Nagorno Karabakh y un estado de guerra latente hasta hoy. Pero esa guerra victoriosa fue posible gracias a la existencia de un Estado, sin ese Estado, quizá matanzas como la de Sumgait de 1988 se hubieran repetido.

Por el reconocimiento de Nagorno KarabakhEn el año 2006 estuve en la República de Armenia para la investigación que derivó en mi libro El grito armenio y también visité Nagorno Karabakh. Allí, entrevisté al alcalde de Stepanakert, Eduard Aghabegian, En un bar de la capital, con un vino típico de la región, se enorgullese de todo lo que ha podido hacer por su ciudad: “Digame la verdad, ¿cierto que si no lo hubiera leído o no se lo hubieran contado, no se daría cuenta que aquí hubo una guerra hace pocos años? Me han dicho que la ciudad es tan bonita y limpia que no tiene nada que envidiarles a Amsterdam o París”.

-¿Valió la pena tanto sufrimiento?-Creo que sí, la libertad no tiene precio y vale la pena cualquier sufrimiento por conseguir la libertad. Hoy vivimos en libertad, y es una verdadera libertad en todo sentido, porque cuando hablo de libertad hablo de la libertad de la gente. ¿Para qué quiero yo liberar mi tierra si no puedo compartir luego esa libertad con mi gente?

- El próximo paso sería que el mundo empiece a respetar y a reconocer esa libertad...-Sí, pero no nos hacemos tanto problema, eso ya llegará a su debido momento. Por supuesto que nos ocupamos del tema y trabajamos para conseguir eso, porque nos parece importante. Pero es más importante aún que nosotros mismos nos reconozcamos. Si el mundo no nos reconoce, nosotros sí nos reconocemos libres.

Evitar un genocidio en DjavakhTambién estuve con el canciller Gyorgi Petrosyan. En su sobria oficina, me dijo: “Conseguir el reconocimiento internacional es la principal tarea. Estamos en un proceso que tiene sus raíces en la idea de la libertad. Tenemos que continuar la lucha para recibir al final el reconocimiento a nuestra independencia como república. En nuestra historia moderna venimos reclamando desde el año 1941 un referendum por la independencia. Tuvimos que conseguir nuestra libertad por nosotros mismos y organizarnos como Estado durante la guerra”.

-¿Cómo los afecta la falta de reconocimiento por parte de la comunidad internacional?-En un seminario de política internacional en Estados Unidos, alguien dijo que Karabakh no podría aspirar a la independencia porque no existe. Cualquiera puede cerrar sus ojos y decir que no existimos, pero eso no quiere decir que sea verdad que no existimos. La Unión Soviética estuvo 23 años sin reconocimiento internacional, y sin embargo existía.

Nagorno Karabakh está atravesando hoy lo que la República de Armenia atravesó hace 20 años, pero lo hace con decisión, valentía y sacrificio. La libertad no tiene precio. Y la seguridad que puede dar un Estado propio, tampoco.

En una situación mucho peor están los 200 mil armenios de Djavakh, quienes están bajo la administración de Georgia, o mejor dicho bajo la desadministración habría que decir.

También allí estuve, para ver de cerca la discriminación y las persecuciones del gobierno de Tiflis. Mels Torosyan es como el alma de la comunidad en Akhalkalakh. Un cincuentón robusto, canoso y de gruesos bigotes. Se lo ve sufrido pero contagia energía y cuando cuenta la situación su discurso no suena a queja sino a exigencia, a quien sabe que allí donde hay una necesidad hay también un derecho. Se nota que está formado porque habla con la autoridad que confiere el conocimiento. Es periodista el periódico que edita lo tiene que imprimir en Armenia porque también se lo prohíben en su país. Además, representa a una organización no gubernamental y es reconocido como uno de los mayores especialistas no sólo sobre la zona sino también sobre toda la región del Cáucaso sur. Él toma la posta y empieza a explicar: “En Djavakh el 97 por ciento somos armenios, pero el gobierno de Georgia hace todo lo posible para que olvidemos nuestro origen, nuestra historia y nuestro idioma. Por ejemplo, nos obliga a que toda nuestra documentación esté en georgiano, en las escuelas obligan a nuestros niños a estudiar totalmente en georgiano y el idioma armenio está totalmente prohibido en cualquier cuestión oficial. Hemos conformado un partido político llamado Virk, que quiere representar a todos los armenios de Georgia, pero nos lo prohíben con sus leyes georgianas. Nuestro objetivo es mantener los valores sociales y religiosos del pueblo armenio. Una sola cosa es segura, que los armenios de Djavakh nunca abandonaremos esta tierra, porque es nuestra tierra. Y estamos seguros que en el futuro, no se cuándo, pero tendremos un Djavakh como todos queremos, que pueda recibir también a todos los armenios del mundo porque también es su tierra”.

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En la iglesia de la Santa Cruz, el cura dice: “La situación es verdaderamente grave. Aprovecho tu intermedio para decirles a los armenios de todo el mundo que tomen conciencia de que junto con el problema de Karabakh, y quizá más, el de Djavakh es el problema más grave de la armenidad. No sé cómo va a seguir esto. No sé si nos tendríamos que separar de un Estado como el georgiano que se ha vuelto en nuestra contra. No soy el más indicado para hablar sobre eso porque soy sólo un líder religioso. Jesús dijo que si te pegan hay que poner la otra mejilla, pero ¿hasta qué punto, hasta cuándo? Hay que ver hasta cuándo nuestro pueblo podrá soportar una situación tan dura social y económica. Yo no quisiera que llegáramos a un punto de tener que decir ‘adios Georgia’”.

Uno de los más activos luchadores y quizá quien se anima a ir más allá en sus dichos es Grish Minasyan, quien se despacha: “Todos trabajamos por la libertad, pero sabemos que la lucha será larga y dura. Desgraciadamente, algunos de nuestro pueblo están esperando que les regalen la libertad, porque no quieren tener problemas, pero los problemas ya los tenemos y nadie nos los va a venir a solucionar de afuera ni nadie nos va a regalar la libertad. También es verdad que los movimientos sociales empiezan de a poco, con personas que empiezan a marcar el camino y luego se van sumando otros, y otros, creo que estamos en ese camino. Para mí, la única opción que le queda a Djavakh es la independencia, y después ver si es posible una unión con Armenia. Pero habrá que encontrar el momento justo para cada cosa. Después de la caída de la Unión Soviética no era el momento más apropiado porque no podíamos contar con la ayuda de Armenia, ya que estaba el conflicto en Nagorno Karabakh. Y si para conseguir la independencia tenemos que optar por la lucha, bueno, lo deberemos hacer. Todo es posible. Los armenios de Djavakh estamos en un proceso de pasar de la mera autodefensa a la construcción de nosotros mismos y de nuestra patria”.

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En definitiva, he querido reflexionar simplemente sobre la importancia de tener un Estado propio que abrigue y sobre todo defienda a una nación. La mejor manera de celebrar este 21 de setiembre es valorar la importancia de la República de Armenia, dejando de lado las discusiones estériles entre los armenios de Armenia y los armenios de la diáspora. Todas esas discusiones las vengo escuchando y viendo desde hace tiempo y creo que son secundarias, cuando hay peligros tan amenazantes como los que han afrontado y afrontan aún hoy los armenios.

Un día, en un barrio periférico de Donostia le hice una entrevista a Joseba Álvarez, el encargado de Relaciones Internacionales de Batasuna. Le pregunté por qué yo notaba ciertas coincidencias entre la izquierda abertzale y el Partido Nacionalista Vasco. Me respondió: “Es que con ellos coincidimos en un primer objetivo que es tener un Estado para la nación vasca. Después, nos pelearemos para ver qué tipo de sociedad queremos construir, pero lo primero es conseguir un Estado”.
Algunos historiadores arriesgan una hipótesis un tanto aventurada: que los vascos son parientes de los armenios.